La Aventura del Reto Bogofija: Un Viaje de Coraje, Pasión y Recuerdos

Ha pasado mucho tiempo desde que escribí sobre el Campeonato Nacional de Bicimensajería de Colombia, y aún más desde que enfrenté el desafiante Alto del Sifón. Así que, en este artículo, quiero hacer un resumen de todo lo que ha sucedido en los últimos meses, una travesía llena de retos, momentos intensos y recuerdos que perduran.

Todo comenzó con un desafío que, aunque realizado anualmente, nunca deja de sorprenderme: el Reto Bogofija. Este reto consiste en conquistar, con bicicletas de piñón fijo, una serie de 18 puertos de montaña dentro de mi estado y, como si fuera poco, ¡también los 4 míticos puertos de Colombia! Pero mi bicicleta, la TD4 configurada para Tracklocross, abrió nuevas posibilidades. Así que decidí hacer algo aún más atrevido: realizar el reto, pero no solo por carreteras asfaltadas, sino también por trocha.

La primera montaña a conquistar fue Romeral, conocido como el Muro del Sur. Su fama no es casualidad: rampas con inclinaciones que superan el 11%, alcanzando un máximo aterrador del 18%. Subirlo es como estar al borde de la extenuación, sintiendo cómo tus pulsaciones suben a límites insospechados. Pero lo que realmente hace que este puerto se quede grabado en tu memoria no es solo la subida, sino también la bajada. Bajando con una bicicleta de piñón fijo, debes mantener el control en todo momento, ya que, sin frenos, cualquier movimiento puede llevarte al límite. Una vez, en el segmento más empinado, la cadena se salió de su lugar, y si no sabes lo que esto significa en una bici de piñón fijo, imagina que en una bicicleta normal te quedas sin frenos mientras intentas frenar en una curva cerrada. Sientes un corrientazo recorrer tu cuerpo en milisegundos. Mi consejo: mantener la calma, desencalar lo más rápido posible, y hacer todo lo posible por controlar el movimiento con los pies. ¡Todo un reto para mantener la mente fría!

Luego, me enfrenté al Alto de Canicas, por la vertiente del Tornillo. En mi país, los nombres de las rutas reflejan la creatividad local, y cuando llegué a las 4 curvas de herradura con rampas por encima del 25%, comprendí por qué se llama “El Tornillo”. Aquellas rampas de más de 25% me hicieron sentir como si estuviera subiendo unas escaleras de caracol, luchando con cada pedalada. Pero una vez superado ese reto, el resto de la subida fue un paseo hasta la cima.

Los siguientes puertos de la ruta, La Vega, Mesitas y Tequendama, no presentaron mayores complicaciones. Sin embargo, lo que sí es inconfundible en estos puertos es el cambio radical de temperatura, ya que están por debajo de Bogotá, a 2640 metros sobre el nivel del mar.

Pero uno de los momentos más emocionantes y personales fue la subida al Alto del Águila, que tiene el sello personal de Egan Bernal, el joven campeón. Esta es la ruta que Egan entrena para sus victorias en el Tour de Francia y el Giro de Italia, y para mí, la idea de hacerlo tanto por pavimentada como por trocha era una oportunidad de oro. La subida comenzó atravesando campos de papa Antenas de telecomunicación y llegó a un segmento conocido como “La Castigadora”. Un nombre que hace honor a su naturaleza: al final de esa subida, mis piernas temblaban como gelatina. Pero no todo era sufrimiento; el descenso me llevó a un respiro, y después de esa experiencia, mi mente se preparó para lo que vendría: los 22.2 kilómetros de subida pavimentada, que me llevarían de 1851 metros a 3245 metros de altura.

Esa subida fue mi preparación para la Brevet de 300 km, un reto que, aunque no terminé como esperaba, me enseñó mucho sobre cómo enfrentar los fracasos sobre la bici, algo que compartiré en mi próximo blog.

Mi siguiente aventura no fue planeada. Mi idea inicial era subir Yerbabuena por la vía pavimentada y regresar por una ruta sencilla. Sin embargo, después de enfrentar rampas del 19% en Yerbabuena, decidí tachar otra subida de la lista: La Cuchilla, un puerto donde el aire puro y el nacimiento de agua dan la bienvenida. A 3.365 metros sobre el nivel del mar, en medio de los frailejones, me encontré con la esencia de la montaña colombiana. Aunque no pasé más de 5 minutos en la cima debido al frío y la lluvia, la bajada fue pura adrenalina, deslizándome con mi trasera derrapando de manera controlada. ¡Una experiencia que no querría haberme perdido!

Pero la aventura no terminó allí. Al buscar un camino alternativo por gravel hacia Sopó, cometí un error dejándome guiar por Komoot por el Cerro del Pionono, un tramo tan técnico que, al final, me convertí en la primera persona en subirlo en piñón fijo. Eso me llevó a perderme el almuerzo familiar, pero, a la vez, me regaló una victoria personal inigualable.

En septiembre, una tragedia cambió mi vida y la de muchos. Darwin Beltrán, un amigo y Teammate, falleció mientras hacía lo que más amaba: montar bicicleta. Su energía positiva y su bondad nos dejaron un vacío enorme. Justo antes de su partida, compartimos una ruta, justamente la primera de este reto, en la que él fue quien me ayudó a reparar mi cadena. Para honrar su memoria, decidí enfrentarme al mítico Alto de Letras, pero no de cualquier manera: lo haría desde Bogotá, en una sola etapa y en piñón fijo. Lo llamé “Darwin’s Tribute”.

Antes de comenzar los 280 km de este desafío, sabía que la preparación física era esencial, pero la mental era aún más importante. La fuerza de voluntad sería mi mejor aliada cuando mi cuerpo gritara que no podía más. Como caídos del cielo un grupo de ciclistas partía la noche del viernes 13 de septiembre hacia Mariquita. No pude resistirme a la idea de ir acompañado, aunque eso significaba salir sin descansar después de mi jornada laboral. A las 9:30 pm comenzamos nuestra travesía. ¡Y vaya travesía! Un descenso a toda velocidad, entre curvas y momentos de pura camaradería, hasta que llegamos a Mariquita tras 190 km de esfuerzo, donde me recuperé con un caldo de Costilla de res, unos huevos con arroz, patacón, arepa y 4 vasos de limonada, si tenia bastante sed, por un increíble precio de 3 dólares, un agradecimiento a la señora Naty que me permitió dormir media hora en su local y me cargo el teléfono.

Pero la verdadera prueba comenzó cuando me quedé solo para subir Letras. Los primeros 3 km fueron una prueba brutal, con rampas de más del 10%. El calor comenzó a hacer mella, y mi mente me gritaba que me bajara y descansara en Mariquita. ¡Pero no podía rendirme! Cada vez que pensaba en rendirme, la frase que me motivaba era: “Supera tus límites aquí y ahora. Ese es el único camino”. La subida fue ardua, pero lo logré. La mitad de la subida es marcada por el muro de Padua, un lugar brutal con rampas que superan el 15%, donde la altura ya se siente en los pulmones.

algo que olvidé mencionar es que jamás había subido letras por la vía pavimentada, puesto que en 2021 subí (también en piñón fijo) por una trocha alterna y me parecieron más impresionantes los paisajes por la vía pavimentada. llegado al sector de delgaditas empieza a hacer demasiado frio y aunque contaba con una chaqueta térmica la verdad sentí demasiado frio, tanto que los últimos 10 kms estaba titiritando.

Finalmente, después de 280 km y un esfuerzo titánico, llegué a la cima del Alto de Letras a las 5:10 pm, destrozado físicamente, pero con el alma llena de gratitud. Esta travesía fue por ti mi hermano Darwin.

Si llegaste hasta aquí, te agradezco de corazón por tu tiempo y espero traerte más aventuras este año.

How Far is Too Far: Smoke & Fire 400

Editor’s note: Edyn sent in this writeup of his 2024 Smoke and Fire ride with friend Oliver Smith. Not many photos were supplied with this piece, so we’re including those, but Oliver and Edyn also described some lovely sleep deprived imagery in their own words, so their descriptions were fed into Midjourney to generate some fun and abstract renderings of what bike hallucinations can feel like sometimes. If you’ve never ridden We hope you enjoy!

The Smoke and Fire is a 400ish-mile bike race on the backroads of Idaho deep in the backcountry. I did this race in 2022 as my first ever bikepacking race, and I came back to take it on again in 2024, this time with a friend. Typically this route is a loop but in 2022 the route was an out-and-back on the north side due to fires. With more big fires in the area, it also looked like there would be a reroute this year. The course ended up being an out-and-back on the south side so I have never raced the full loop but I have raced both the north and south sides. I decided I was going to do the Smoke and Fire while I was racing the Tour Divide in June. I texted one of my friends and told him “we’re gonna set a fkn FKT on the Smoke and Fire”. I’m not sure why I decided I wanted to do more bikepack racing while I was on one of the biggest races in the world because typically after pushing your body like that you don’t want anything to do with it for a few weeks after until you forget all the bad parts and how hard it was. But my friend, Oliver, was down so once I got home from the Divide we started getting ready for the Smoke and Fire. 

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White Rim Micro-Invitational – Feb 22nd

In December I had the most incredible solo ride across Utah’s White Rim Trail, located in Canyonlands National Park. December is not, as far as I know, a particularly popular time to embark on White Rim, probably because the desert’s fickle ability to be quite warm, or utterly freezing, within hours. Thankfully, my trip wasn’t planned, it was entirely impulsive: I looked at the immediate forecast, saw a window with lows in the high 20s F, and highs in the low 50s F, and knew deep down that as long as I was dry, those temperatures would be doable, if not a bit of an unknown to plan for. I’ve ridden White Rim five times, always in a day. Sometimes alone, sometimes with friends. On this outing I wanted and needed to go alone, to get some think time and rekindle the flame that keeps me excited for the wild, unscripted bicycle lifestyle. The trip was a spectacular success. On the first day I started late and rode to camp in the sunset and utter darkness. Magic. On the second day I woke up to a cold morning that warmed quickly, and had the entire place to myself as I completed the loop. Having done the trip, I had an idea: Why not try to invite others to come and do this same trip with me? So that’s what the White Rim Micro-Invitational is: An incredibly limited space invite for people I know and don’t know to come and do that same trip with me again in late February, 2025.

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Everest (ing) by Donkey

Everesting is a ride wherein riders ride a single hill over and over until they’ve climbed the height of Mount Everest. That’s 29,032′ or 8848m.

I decided to do an Everest attempt after doing a last minute Instagram poll just throwing it out there to see if I should give it a go. 100% of you said yes. I wasn’t sure if I would do it up until this point and since this was the day before I was pretty ill-prepared.

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Chris’ Switch-Up Flaanimal Titanium

Flaanimal 5 Titanium switch-up gravel bike

@chrismagnotta is one of the original five riders who said “sure I’m in” when the Rodeo team started in 2014. Since then he’s done innumerable questionable things on his Donkey, such as Leadville 100, Unbound 200, White Rim, Slickrock, etc etc. so when he decided it was time for a new Flaanimal Ti he asked “should I go flat bar or drop bar?”


We responded “Why not both?”

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Rodeo Podcast: Ascend Armenia

Rodeo Labs has been supporting the development of a new bikepacking event in Armenia for two years now, and the race is set to have its first edition on June 25, 2023. In this episode of the Rodeo Podcast, Stephen talks with Tom, Tatev, and Jay P about the work done thus far, the “why” of the event, and what the goals are for it. Armenia is a beautiful, challenging, and welcoming country for bikepackers and bike tourers alike, and Rodeo is proud to help support the effort to introduce this place to more riders.

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Armenia: The Final Dispatch

Evan and Bo have wrapped up their final dispatch from their two month ride across, around, through, and into Armenia. It’s been so inspiring to follow along on this journey with them through words and photos. It seems that Rodeo and Armenia have been woven together through our experiences there, and we can’t wait to see where inspiration takes us next. In the meantime, enjoy this final post.

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